jueves, 15 de diciembre de 2011

Casa Rath en Veracruz, uno de tantos centros para adictos donde se viola y maltrata


Así lo denuncian una serie de testimonios de jóvenes, mujeres y hombres, que han vivido la tortura y el abuso, mientras mantienen la esperanza de salvarse de las drogas. Con información de Los Angeles Press.

SDPnoticias.

Veracruz.- Los centros de rehabilitación para tratar a personas adictas a las drogas es otro de los mercados fortalecidos tras la guerra contra el narcotráfico en México, según informes del diario Los Angeles Press.

Este mercado de servicios parecería operar de la misma manera que el mercado de las drogas y las armas: las ganancias están en el combate a las mismas, aunque se trata de una situación mucho menos visible para la mirada pública, pero con los mismos patrones de corrupción y violencia.

Así lo denuncian una serie de testimonios de jóvenes, mujeres y hombres, que han vivido la tortura y el abuso, mientras mantienen la esperanza de salvarse de las drogas.

En Córdova, Veracruz, el cinco de diciembre se fugaron 19 jóvenes del centro de rehabilitación Casa Rath. Mujeres y hombres, de entre 13 y 28 años de edad, huyeron del lugar para refugiarse de la tortura y abusos sexuales de los que eran víctimas sistemáticamente. Llegaron a la casa particular de una terapeuta reconocida en la localidad a quien pidieron ayuda para su atención, según información de Los Angeles Press.

La terapeuta, R. Rojas, hospedó en su hogar a cinco de ellos, quienes insistieron “en que no los dejara caer de nuevo en el infierno”.

Los Ángeles Press informa que la terapeuta explicó en una entrevista que no es la primera vez que sucede algo así, y que Casa Rath no es el único lugar en el estado de Veracruz donde pasa algo así.

“Tengo testimonios de niñas violadas sexualmente por parte de los líderes o padrinos. No les importa la edad y han llegado a tener mujeres recluidas que deberían estar en un siquiátrico y, sin embargo, abusan de ellas sin cesar”, explicó Rojas acerca de otros centros ubicados en Campeche, Tabasco y Estado de México, los cuales forman parte de su investigación de más de un año.

Los centros de rehabilitación en México, con tarifas de hasta dos mil o tres mil dólares mensuales por interno en esta región de Veracruz, no siempre se denuncian por temor a las represalias, pero según los testimonios recabados por Los Angeles Press, frecuentemente incurren en tortura y abuso sexual, proveen alimentos en mal estado y no cumplen con los requisitos clínicos ni terapéuticos para los pacientes que intentan desintoxicarse, pese a que en sus instalaciones muestran reportes satisfactorios de las supuestas auditorías del personal de Salud pública.

Los testimonios de cinco pacientes torturados, incluyendo el de una joven abusada sexualmente, dan cuenta de que Casa Rath, administrado por Luis Ayago y José Luis Malpica, no sólo no cumple con las regulaciones estipuladas en la Norma Oficial Mexicana 028, de la Secretaría de Salud Pública, sino que además se ha convertido en un centro de tortura “sin que nadie haga nada”.

Según Los Angeles Press, para Rojas se trata de una situación muy complicada, porque en estos centros acostumbran a aislar a los pacientes de sus familiares, y los administradores les advierten que si dicen algo de lo que pasa al interior de estos lugares les iría peor, “manipulan la información a los familiares, al grado de justificar la forma en que se conducen”.

La terapeuta detalla que una forma común de tratar a los internos, especialmente a los más “ingobernables”, es sacarlos de sus casas, “como estén, incluso en paños menores, hombres y mujeres, los internan a fuerza de golpes, algunos usan gas lacrimógeno, esposas y hasta pistolas. Un trato muy degradante”.

“Los padrinos” son una figura de poder dentro de los centros de rehabilitación. Generalmente, son ex adictos que logran destacar en el manejo administrativo del lugar, pero sin capacitación especializada en la materia.

Son los principales abusadores, por su posición de poder dentro del centro. “Ellos tienen preferencia por las jóvenes, menores de edad, las violan o las enamoran, y las niñas la mayoría de las veces se callan porque se creen enamoradas. A las mujeres mayores las humillan y las degradan constantemente hasta quebrar su autoestima”, apunta la terapeuta.

Concluye que el primer paso para ayudar a estos jóvenes que han logrado escapar de la tortura es lograr que continúen con su proceso de recuperación, buscar una manera de frenar esos abusos sexuales y torturas a niñas y jóvenes inocentes. Después, prosigue, “sensibilizar a la comunidad nacional e internacional para crear un espacio digno donde ellos estén a salvo”.

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