viernes, 14 de septiembre de 2007

¿Por qué no hay héroes de la derecha?

Por: Antonio Avitia Hernández


¿Por qué Agustín de Iturbide no es recordado como el consumador de la Independencia de México? ¿Por qué Adolfo Hitler no es considerado el libertador de Alemania y del Mundo? ¿Por qué Miguel Miramón no fue el defensor de la Patria? ¿Cuál es la razón por la que Victoriano Huerta es, en cualquier texto de la Historia mexicana, un usurpador? En los tiempos más recientes: ¿Por qué Vicente Fox es descrito como un traidor a la democracia y ahora Felipe Calderón es reconocido como gobernante espurio o usurpador?

En el caso de Agustín de Iturbide, este es recordado como el personaje que, para su propio beneficio y para auto imponerse la inventada corona del Primer Imperio Mexicano, así como para mantener los privilegios del grupo conservador más recalcitrante, obtiene la libertad militar mexicana en contra de la debilitada España. Sobre Adolfo Hitler y los nazis, la respuesta es de sobra conocida y difundida por los judíos, los gitanos y los europeos en general víctimas del holocausto. La cuestionable heroicidad conservadora de Miguel Miramón, se reduce a su apoyó a la entrega del gobierno de México a una potencia extranjera y a la monarquía impuesta del Segundo Imperio Mexicano. Por su parte, Victoriano Huerta no es considerado héroe, por su comprobada criminalidad y crueldad para acceder y mantenerse en el poder. En los casos de Vicente Fox y el gobernante espurio, la información sólida al respecto de su falsa heroicidad es más que sobrada. Otro tanto se podría decir de los totalitarismos de las dictaduras de izquierda de Stalin y Pol Pot, entre otros.

Anteponiendo el sentido común y sin ejercer prejuicios, en nuestra Historia Patria sabemos de manera incuestionable que Miguel Hidalgo es el Padre de la Patria, Benito Juárez es el Benemérito de las Américas, Francisco I. Madero es el Apóstol de la Democracia y, en el ámbito mundial se difunde que Gandhi es el pacifista libertador de la India y Luther King es el líder de la modificación de las relaciones, de los civiles y luchador contra la segregación racial en los Estados Unidos, Así como Nelson Mandela ocupa su merecido lugar por su conducta, durante toda su vida, en el caso del apartheid en Sudáfrica, en contra de los derechistas y segregacionistas africanders.

Las respuestas al respecto, tienen que ver, no con la heroicidad guerrera en la que quien se arriesga más ante los ataques físicos del enemigo, es el más admirado. Para los nazis, quien lograba mayor cantidad de cadáveres por bala era el mejor y más heroico. Entonces habría que preguntarse ¿qué significa el heroísmo para los diversos grupos sociales o políticos?

En la derecha, por principio, se intenta el defender los privilegios y ponderar la desigualdad de los ciudadanos en la sociedad, anteponiendo los inventados conceptos de alcurnia, superioridad racial, nobleza o poder económico, entre otros. Se pondera, sea cual fuere el motivo, la desigualdad y el mantener a la mayoría de la población en situación de sojuzgamiento, considerando inferiores a los semejantes en función de su raza, creencia, preferencia sexual o ideas políticas, entre otros. Así, este paradigma de heroísmo resulta cuestionable bajo el principio ético de la búsqueda del mayor bien para el mayor número.

Con el principal lema de lucha de la derecha o los conservadores, sobre todo citadinos, decimonónicos mexicanos de Religión y Fueros, los monarquistas, centralistas y conservadores no vacilaban en manifestar su repudio a la igualdad social y optaban la defensa de la Iglesia, como instancia inamovible e incuestionable en el control y el ejercicio del poder. Por su parte, el lema de los conservadores citadinos mexicanos del siglo XX: Por Dios y por la Patria, hablaba de una lamentable confusión de términos, en los que los correligionarios no peleaban por Dios, sino por la Iglesia y tampoco peleaban por la Patria de todos los mexicanos, sino únicamente por la Patria excluyente de los conservadores y sus privilegios.

En ambos lemas de la derecha, no se observa la inclusión de los valores universales de la libertad, la igualdad, la fraternidad o la democracia como paradigmas, por lo que se podría considerar que la heroicidad de los miembros de la derecha y sus agrupaciones, especialmente las citadinas, es excluyente, inexistente o limitada a grupos de poder o facciones minoritarias. Al estar en contra de las ideas de igualdad y de amor al prójimo, difundidas por Jesucristo, la derecha católica citadina recalcitrante mexicana, junto con su jerarquía eclesiástica es, por propia definición, anticristiana.

Es interesante observar cómo, ante la inseguridad ética de la heroicidad de sus actos y sus conductas, en su mayoría, los líderes de la derecha se adelantan a proclamar el heroísmo de su propia vida y obra, en un afán de trascender a la Historia como personajes protagónicos inmaculados y dignos de la reverencia y el homenaje en los monumentos de bronce de las plazas y jardines. No es de extrañar que, en sus discursos y entrevistas, Augusto Pinochet y Gustavo Díaz Ordaz, se auto alabaran como los salvadores de sus respectivas patrias, argumentando que, si sus lamentables acciones represoras en contra de la población civil, no hubiesen tenido lugar, los habitantes de sus países hubiesen sufrido las calamidades propias de los totalitarismos. De la misma manera Vicente Fox se autonombra héroe de la democracia y se auto impone un monumento y centro de estudios, sobre si mismo. Por supuesto que con dinero del pueblo mexicano. En el mismo sentido, El gobernante espurio se regodea de sus acciones más equívocas, como la propuesta y aprobación de la Nueva Ley del ISSSTE, en lo que considera como su máxima acción heroica misma que, por excluyente y opresora, deja de ser heroica desde su misma propuesta. En el mismo tenor se podría considerar el auto halago al apoyo al gobierno represor de Ulises Ruiz, en Oaxaca, o al apoyo a la impunidad en el caso de Mario Marín, en Puebla.

Tal vez yo esté equivocado, pero no tengo la capacidad para comprender la justicia o la heroicidad que se encierra en el hecho de que los mexicanos sigamos pagando a los banqueros la deuda del FOBAPROA y el Rescate Bancario. Así como tampoco entiendo los argumentos de quienes ocupan actualmente el poder de facto, en sus intentos por convencer a los derechohabientes del ISSSTE, en el sentido de que entregar sus pensiones a los poco confiables banqueros, sea un acto de heroísmo, justicia y equidad social.

De la misma manera es para mí muy difícil entender la heroicidad o la bondad social que se manifiesta en las declaraciones del gobierno y en específico del Ejecutivo espurio, en torno a los feminicidios de Ciudad Juárez o el crimen que cometió el Ejército Mexicano sobre Ernestina Ascencio y sobre todo su cobertura impune.

Por más que le doy vueltas, no soy capaz de visualizar la heroica utilidad social que significa el entregar la riqueza nacional a las transnacionales, en aras de la globalización, como lo hace el gobierno de la derecha, con el poco creíble argumento de que es lo que más conviene al país.
Es posible que yo no tenga la razón y que mi idea de equidad, en la que los indígenas, los negros, los pobres, los panistas, los perredistas, los extranjeros, los niños, los homosexuales, las lesbianas, los ancianos, los ricos, las mujeres, los católicos, los musulmanes, los hinduistas, los protestantes y toda la gente, sin distinción de género, de raza, de preferencia sexual o religión, no es ni será viable en este territorio y tal vez quienes defienden la segregación, la supremacía y la exclusión sean quienes tengan la heroicidad, aunque históricamente no les sea reconocida como tal.

Es de aclarar que aquí no se trata del héroe inmediato que es producto de una circunstancia fortuita, como quien salva a alguien de morir ahogado o abrasado por las llamas en un incendio. Se trata aquí de la conducta en términos de proyecto de vida que se dedica al beneficio de los semejantes.

En el juicio objetivo y crítico de la historia, se marcan los móviles sociales más caros para generar heroicidad y, en todos los casos, la omisión y el desdén a la voluntad de los pueblos, ha transformado a los dictadores, usurpadores y genocidas en los criminales, y siempre se ha ponderado como héroes a quienes luchan por los derechos humanos de sus semejantes. Por lo anterior no es de extrañar que los líderes de la derecha, en todo el mundo, al establecer sus cotos y redes de poder en los privilegios y en la exclusión de las mayorías, así como en la injusticia queden fuera del concepto generalizado de heroicidad.

En este sentido, tal vez me equivoco y no deba pensar que en nuestro ámbito, la imposición de un gobierno espurio y usurpador, apoyado por un grupo de poder, en la defensa de sus privilegios económicos, en contra de la voluntad popular, sea perjudicial para el país, sobre todo con los múltiples discursos de cínico auto halago en torno a las fallidas políticas económicas de quienes ocupan los puestos del poder público.

Por más que se analizan los movimientos de la derecha, no se encuentra a un solo personaje de esta facción a quien no se le pueda acomodar alguno o varios de los siguientes epítetos: entreguista, traidor, apátrida, usurpador, espurio, antidemocrático, dictador, autoritario, racista, discriminador, corrupto, hipócrita, reaccionario, segregacionista, explotador, clasista, defensor de privilegios y fueros, represor de las libertades ciudadanas y derechos humanos, homófobo, misógino o fanático, entre otros.

En este sentido, no es posible comprender ¿cuál es la oferta de la derecha para la mayoría del pueblo? Si todo su discurso, en las leyes y en los hechos, corresponde a diversas agresiones directas en perjuicio de la gente en su conjunto, así como al beneficio económico y social inmediato de una facción.

En todo el discurso y en todas las acciones legales, que no legítimas, e inmorales de la derecha no se encuentran los rasgos de sacrificio en beneficio de la gente que debería tener un prohombre. No se ve, en el robo de las pensiones de los derechohabientes del ISSSTE y del IMSS, el sentido del suplicio de Prometeo, castigado por su heroicidad al dar a la gente el beneficio del fuego, más bien se ve en las acciones de la derecha la maña de los sátrapas y los antihéroes quienes, sin importar el perjuicio y daño que hacen a su pueblo, no vacilan un instante en apoyar a otra potencia o empresa ajena, en su propio beneficio inmediato.

Sin dudar un instante, sin heroicidad visible, la derecha le impone su partido político a la religión y a la Iglesia Católica, que es la que más feligresía tiene en el país, pero se desvincula del grueso de la población, específicamente la más pobre, en lo que se refiere a la atención social. En la misma poco heroica práctica, se excluye a las demás creencias y religiones, situación que está en contra de las principales libertades de la humanidad. En este sentido, habría que revisar el Evangelio y verificar si, dadas las circunstancias, Jesucristo hubiera sido panista o si, en virtud del odio clasista y racista pregonado por los militantes de la derecha, hubiera repudiado a los corruptos miembros de ese partido, como a los mercaderes del templo invadido.
Durante las dos Guerras Cristeras, los actos valientes, que no heroicos, de los cristeros se multiplicaron en la lucha por la libertad religiosa y por sus propios intereses locales. Sin embargo, la misma exclusión de la libertad de conciencia limitada a la religión y a la Iglesia Católica, eliminaba la posible heroicidad de los cristeros. Caso excepcional fue el de los cristeros excomulgados no católicos indígenas de la Segunda Rebelión.

En la vergonzante historia cristera, los mártires de la fe, en su mayoría clérigos, son subidos a los altares, en calidad de santos, que no de héroes.

El mismo Episcopado, aparte de tratarlos con desdén, niega el acceso a los altares a quienes usaron las armas durante las Cristiadas, por evidenciar la contradicción entre doctrina de paz cristiana con instigación hacia la guerra, por parte de algunos sectores de la Iglesia Católica en ese conflicto.

A pesar de las distorsionadotas campañas de televisión y del vano intento del acomodo a modo de la opinión pública, paulatinamente se van perfilando los juicios objetivos, subjetivos y maniqueos, en torno a las falsas y verdaderas heroicidades y a las ambiciones personales de los protagonistas y deuteragonistas, de la derecha y de los progresistas en la historia reciente que se está actuando en estos difíciles momentos de la Patria Mexicana.

En este contexto, en el juicio inmediato y mediato de la Historia es y será más que evidente el heroísmo y liderazgo político y moral del Presidente Legítimo de México Andrés Manuel López Obrador, junto con los patriotas dirigentes y militantes de la Resistencia Civil Pacífica.

¡¡¡ Es un Honor, estar con Obrador !!!